El conjunto de
problemas socioeducativos que están afectando a la sociedad latinoamericana,
que no son ajenos a nuestro país, invita a reflexionar sobre los aportes y la
vigencia del pensamiento de Pablo Freire, sobre todo frente a situaciones tales
como la exclusión de niños y jóvenes de los establecimientos educativos, el
consumo de drogas de la que son víctimas casi generaciones completas, la
marginación de los procesos de desarrollo de grandes sectores de la población
producto de los cambios en las estructuras productivas el aumento de la
pobreza, pese al mejoramiento de los indicadores macro económicos, entre otros.
Todos problemas sociales que la sociedad no ha podido superar a lo largo de la
historia pero que, sin ser idénticos, tienen en común una gran cantidad de
personas excluidas, marginadas y en situación de pobreza, que viven las
injusticias de las sociedades modernas y postmodernas, donde la educación, entendida
en un sentido amplio educación formal, no formal e informal continua teniendo
un rol fundamental a la hora de aportar en la formación y consolidación de
procesos democráticos más justos y humanos.
Su trabajo no sólo
caló hondo en la educación formal de los sectores más pobres y oprimidos, sino
que también en la educación no formal que, en el caso de Chile, fue donde
realmente tuvo una incidencia significativa en la práctica. Con su desarrollo
teórico-práctico logró traspasar las fronteras de la educación hacia otras
áreas del conocimiento, fortaleciendo teorías y prácticas educativas de
diversos campos del saber.
Freire dentro del campo de la filosofía del siglo xx. Esta es
una tarea necesaria para esclarecer los puntos esenciales de una perspectiva
pedagógica de enorme importancia en la alfabetización y educación de adultos en
América Latina. El autor se ha centrado, en especial, en los pensadores que se
relacionan con tres aspectos vitales en este enfoque:
1) Las ideologías como
elementos de reproducción social y su superación mediante la «concientización»;
2) La ubicación del punto de partida para el proceso
educativo-alfabetizador en la situación límite que vive el oprimido; 3) La
naturaleza dialógica del ser humano y su fundamental apertura.
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